“El Yoga me brinda movilidad en el cuerpo, quietud en la mente y paz en mi corazón, y eso busco trasmitir a mis alumnos.” Paula López
Una filosofía, varios métodos.
Soy Paula López. Me apasioné por el deporte desde pequeña y decidí estudiar educación física, pero padecí dos hernias discales que me obligaron a suspender mis estudios temporalmente. Gracias a un fisioterapeuta, descubrí una nueva forma de entender el cuerpo, mente y alma, lo que me llevó a enseñar Yoga y ayudar a otros a superar situaciones similares. Te invito a conocerme.
Esta Soy Yo
Desde mis cinco años, me apasioné por el deporte y la actividad física. Practiqué destreza cuando era muy chica, luego de adolescente comencé natación y probé otros deportes que me decidieron a estudiar educación física. Incursioné en muchas otras disciplinas como el atletismo, el montañismo y la escalada en roca.
A mitad de mi carrera, la vida me puso a prueba, cuando empecé a tener fuertes dolores lumbares y en la parte posterior de las piernas, que me imposibilitaban correr y caminar con normalidad. En ese momento, me detectaron dos hernias discales y tuve que dejar en suspenso mi profesorado durante un año.
Probé muchos tratamientos, hasta que encontré un fisioterapeuta que cambió mi manera de pensar con respecto al funcionamiento del cuerpo y la incidencia de las emociones sobre él. A partir de ese entonces, comencé a sentirme mejor, logré concluir mi profesorado pero comenzó en mí una revolución interna. Busqué profesionales de la salud que me enseñaron mucho sobre esta nueva forma de asumir el cuerpo, mente y alma.
En mi historia pasé por muchas lesiones, algunas de las cuales fueron crónicas, y mi estado de ánimo se derrumbó, llegué a creer que no había salida y que me iba a tener que resignar a padecer esos dolores de por vida. Pero esas mismas experiencias me impulsaron a ser quien hoy soy y así poder brindar clases y talleres de Yoga para ayudar a quienes alguna vez se sintieron como yo. A ellos decirles que todo puede mejorar si realmente lo queremos, solo hay que desaprender un camino para aprender uno nuevo. Los dolores y las lesiones -fuera de los traumatismos- vienen por el mal uso del cuerpo, por desbalances que no sabemos que están, por vicios posturales, por el sedentarismo y la alimentación inapropiada.
Mi camino hacia
el Yoga Fusión
Ni bien finalicé educación física, comencé el profesorado de Hatha Yoga donde aprendí, además de las posturas y sus beneficios, sobre la filosofía y origen de esta disciplina completísima que involucra cuerpo, mente y alma.
En 2015, sufrí un accidente esquiando que me llevó a detenerme en mi actividad y tener mucho enojo y sentirme sin rumbo. Pero durante mi rehabilitación conocí la osteopatía, el RPG y comencé a formarme en otros métodos como PSP (posturas secuenciales propioceptivas) además de seguir formándome en diferentes estilos de Yoga como Vinyasa Yoga, Ashtanga Yoga, Yoga restaurativo.
Hoy el Yoga es mi estilo de vida, la filosofía que practico a diario, más allá de las posturas. El Yoga le da sentido a todo, me abarca por completo, me recuerda que somos parte de un todo, conectados con la tierra y todos los seres que la habitan.
El Yoga cambió mi vida, desde lo físico al sentirme más flexible y más a gusto en mi cuerpo, más oxigenada y en equilibrio con mis emociones; y comprendí que el cuerpo es el templo del alma, cuidarlo no es de vanidosa, sino que es amarme, elegir mis alimentos, hacer pausas para respirar profundo. Meditar, como pilar fundamental del Yoga, es lo que me permite observarme sin juicios y sentirme en el aquí y ahora.